Entrevista

Los mexicanos hemos perdido el orgullo y los valores, y así puede perderse el país: Enrique Berruga

01/07/2017 - 12:04 am

El protagonista de El american dream ha dejado de creer en México. Ha dejado también de creer en el amor. Como a la persona amada uno pierde al país, alejado entre miles de corrupciones, al punto de decir que sea una estrella más de los Estados Unidos.

Ciudad de México, 1 de julio (SinEmbargo).- Enrique Berruga Filloy escribe El american dream / La primera sátira mexicana de la era Trump. No cree más en México y no cree más en el amor, son las dos pulsiones que se unen en el protagonista en este relato divertido y no tan absurdo ni irreal.

¿México podría ser la estrella 51 en la bandera de los Estados Unidos? ¿Quién lamentaría la pérdida de la podrida clase política mexicana? ¿Sería posible que al fin “se nos haga” y los mexicanos podamos disfrutar del American Way of Life? ¿Desaparecerán de nuestro lenguaje la vernácula “mordida”, el generoso “moche”, el proverbial “ayúdeme a ayudarle” para convertirnos en una nación de primer mundo?

En esta inteligente, satírica y audaz novela, Enrique Berruga Filloy explora la nada descabellada posibilidad de la unión, de una vez y para siempre, de los tacos con las hamburguesas. Y en una entrevista con SinEmbargo, el autor ahonda cómo los mexicanos hemos perdido a México.

***

–¿Es un libro de pérdida del american dream?

–Sí, es un libro de por lo menos dos pérdidas: el amor y la pérdida del país. En el caso individual el caso es perder el amor de la vida y en el caso colectivo, es perder el país. Nunca pensamos con regularidad que podíamos perder el país, creo que está México y va a estar en el año 2850. Hay veces que da la impresión de que lo estamos perdiendo.

–También es cierto que hay muchos México.

–Sí, pero yo recuerdo que cuando me inicié en la diplomacia hasta ahora, los niveles de nacionalismo están totalmente diluidos. Recuerdo a finales de los 80 si había dos mexicanos en Suecia y a alguien se le ocurría hablar mal de México, esos dos mexicanos salían a defenderlo, hoy no es así. Es un cambio radical, el orgullo nacional está perdiéndose. Esta paliza que nos ha pegado Estados Unidos en las últimas elecciones, implica que hay mucha gente que intenta ocultar su “mexicanidad”. Es terrible.

–¿Perder el país es casi como perder a la mujer amada?

–Sí es su gran amor sí. Porque realmente viaja uno muy ligero en la vida, viaja con su reputación, con su afecto y su nacionalidad. La salud, el dinero, van o vienen. De dónde es uno, cuál es su origen, quiénes son sus afectos, el prestigio de cada uno, son los valores básicos. Puede tener un pasaporte de un país con poco prestigio y eso combate a la más honorable de las personas. O al revés, a tipos que tienen un pasaporte muy prestigioso pero horrible como persona, hay que tener las dos.

–Pensaba yo si México podría ser considerado asesino, por tanta impunidad.

–El problema es que muchas de las cosas que pasan aquí la vamos considerando normales. En los inicios de Calderón nos parecían noticias terribles, hoy leemos que hubo tres descabezados más y no le prestamos mucha atención. Pasamos la página. La normalidad ya no sabemos cuál es, violan a una niña para que hubiera un incendio social y no pasa nada.

¿México podría ser la estrella 51 en la bandera de los Estados Unidos? ¿Quién lamentaría la pérdida de la podrida clase política mexicana? Foto: Planeta

–Y un nivel de corrupción que hace que los choferes de la línea suspendida vayan a la casa de los padres de la niña para que no denuncien…

–Ya está todo tergiversado. O los huachicoleros que dicen que si el petróleo es de todos, ¿por qué no lo van a agarrar ellos? Cuando hay una alteración de valores y no pasa nada, vamos perdiendo al país. Sí, hay muchas cosas que se sostienen, este es un país enormemente rico, con varios recursos, con una capacidad de un México bronco tremenda, por la historia, estoy cierto de que el país no tiene rumbo. Las elecciones del año que viene, no hay rumbo. ¿Cuál es la idea de país que se tiene? Este país podría ser una potencia del mundo, es un México con capacidad, personalidad…

–Es un país que debería ser la cabeza de Latinoamérica.

–Sí, con facilidad. Y nos encargamos de ponerle todos los días una serie de obstáculos. Es una cosa de políticos corruptos y la sociedad que no le reclama lo suficiente. O que no logramos los cambios que requerimos o la sanación que requerimos, pero este no es un juego. Somos vecinos de los Estados Unidos y esto no es un juego. Lo que pasa aquí les afecta como ningún otro país, los tiene inquietos.

–Ahora, bien, Trump no es estrictamente un presidente de los Estados Unidos, no tiene los valores asentados.

–Yo creo que se tiene que tener entrenamiento para ser botánico, para ser astronauta, pero al parecer no equivale a tener capacidad para ser presidente. Hasta ahora lo que veo es una presidencia disfuncional, normalmente los arranques en los Estados Unidos y casi en cualquier país, son dificultosos. Las agencias no están funcionando. Trump está teniendo unos problemas fuera de serie, hoy hay elecciones en Georgia y lo que pide el candidato es que no se acercara el Presidente para apoyarlo. Que Donald Trump estuviera lejos para que el candidato –en un estado sumamente conservador- tuviera más posibilidades de ganar.

–¿Qué posibilidades hay en las nuevas democracias que los candidatos no digan una cosa durante las elecciones y luego hagan otra cuando ganan?

–Bueno, son dos cosas muy diferentes: gobernar y ser elegido; todo lo que tiene que hacer para ganar, hay una técnica, algo muy moderno, el tema del algoritmo y todo eso tan complejo. El origen de la campaña de Trump tiene que ver con preguntarle a la gente qué era lo que más le irritaba y una de las cosas que más le irritaba era el tema migratorio, el Tratado del Libre Comercio, el subsidio a la seguridad europea. Podrían haber salido tres cosas diferentes, pero lo cierto es que Trump miró esa tendencia y hacia allí fue su discurso.

Es una novela de ruptura, dice Enrique Berruga Filloy. Foto: Planeta

­–¿Qué diría de esta novela, que es de anticorrupción o de amor?

–Es una novela de ruptura. Porque habla de pérdidas grandes, el reto que tenía intelectual era cómo hacer algo satírico con dos temas tan pesados. Si perdemos el amor y si perdemos el país, la gente no queda muy bien. Pero el chiste es que al final del libro, queda bien. Estamos jodidos y encima vienen a escribir estas novelas, no está nada bien.

­–Los últimos 10 años fueron tremendos para México…

–Sí, la parte económica se ha ido manejando bien, desde que llegó Zedillo, en donde aprendimos una lección. Aprendimos otra lección en el tema de ingeniería, con el terremoto, los edificios se hacen con una gran seguridad…

–Bueno, dice usted que económicamente andamos bien, pero los derechos laborales están cada vez más hundidos y se gana muy poco en México.

–Bueno, por lo menos en la receta macroeconómica, que ya dura 25 años, no existen crisis que antes nos venían cada 10 años. En mi corta vida he tenido cuatro crisis económicas, pero efectivamente por qué no permea más hacia abajo y todo se mezcla con la corrupción y la impunidad. Los gobernadores, cómo han robado, en Chihuahua unos 10 mil millones de pesos, no es poca plata.

–¿Va a dedicarse usted de lleno a la literatura?

–Bueno, ya llevo un rato. Desde que me retiré de la diplomacia, siempre combiné esas dos, ahora voy a dedicarme de lleno a la literatura. Creo que una novela puede llegar más a una conciencia colectiva que un artículo de periódicos o un ensayo.

–¿Tiene la próxima ficción?

–No escribo pensando en que tengo que hacer un próximo libro, pero la verdad es que me acaba de surgir un tema para la novela. Ya lo veremos.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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